Medición sistemática de flujo en arterias uterinas


La preeclampsia es un trastorno que afecta al 2-5% de las pacientes embarazadas y que cursa con hipertensión y aparición de proteínas en la orina a partir de las 20 semanas de gestación. Sigue siendo una de las principales causas de morbilidad y mortalidad materna y perinatal. El mecanismo por el que se produce la preeclampsia implica un desarrollo anómalo de la placenta, lo cual aumenta el riesgo de aparición de retraso del crecimiento intrauterino del feto.

En pacientes con factores de riesgo, como la presencia de hipertensión crónica, diabetes mellitus, obesidad, patología renal o preeclampsia en una gestación previa, el riesgo de padecer preeclampsia en la gestación actual aumenta hasta el 10-30%.

Las líneas de investigación actuales siguen buscando la combinación idónea de marcadores que puedan predecir qué pacientes desarrollarán esta patología y cuáles no.

El ultrasonido Doppler es una técnica no invasiva de utilidad para la evaluación hemodinámica y fetal. La gestación supone un incremento considerable de la circulación uterina, lo que posibilita el adecuado crecimiento fetal. Los cambios vasculares que ocurren en la circulación uterina se ven reflejados en el estudio del flujo en las arterias uterinas. En el transcurso del embarazo, y hasta su término, el flujo aumenta constantemente. Si hay un fallo en las modificaciones vasculares durante el desarrollo de la placenta, habrá una mayor resistencia vascular uterina, con disminución de la perfusión a través de la placenta, lo que puede llevar a restricción del crecimiento intrauterino y preeclampsia.

De esta manera, se ha establecido la utilidad del estudio del flujo sanguíneo a través de las arterias uterinas mediante ecografía Doppler en el contexto de la ecografía del segundo trimestre de la gestación, para diferenciar las pacientes que tienen altas posibilidades de desarrollar preeclampsia y retraso del crecimiento intrauterino de las que tienen bajo riesgo de tenerla.

La detección de unos valores alterados en el flujo de las arterias uterinas en el segundo trimestre de la gestación no significa la presencia de patología ni tampoco nos permite tomar medidas para evitar su aparición. Pero posibilita iniciar una vigilancia más estrecha para detectar precozmente la patología, en el caso de que esta aparezca, y prevenir complicaciones.






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