La patología del suelo pélvico, fundamentalmente el prolapso de órganos genitales y la incontinencia urinaria, en una entidad frecuente en mujeres que han tenido varios hijos (hasta el 50% de ellas presentará síntomas de diferente intensidad) y tras la menopausia. Aunque es una patología benigna, puede producir un sensible deterioro en la calidad de vida de la paciente.
El 11,8% de las mujeres son intervenidas de prolapso genital a lo largo de su vida, lo cual supone una de cada 3 intervenciones de cirugía mayor ginecológica en nuestro entorno. Hay descritas innumerables técnicas, que pueden incluir o no la colocación de mallas de tejido artificial para sustituir la función de los tejidos naturales, que se hallan debilitados. Pero la intervención y las prótesis ideales están aún por llegar y el hecho de intervenir sobre estructuras dañadas y debilitadas implica que hasta un 30% de las veces el defecto reaparece, lo cual genera un alto grado de insatisfacción y frustración en muchas pacientes.
La corrección quirúrgica de los defectos del suelo pélvico requiere un conocimiento exhaustivo de la anatomía de la pelvis y de las estructuras dañadas (músculos, fascias, ligamentos). La anatomía de la pelvis es especialmente compleja y requiere de un importante esfuerzo de reconstrucción espacial para el cirujano, que interviene en un campo pequeño y con una visibilidad muy reducida en algunas ocasiones y por ello debe permanecer siempre orientado para evitar la lesión de estructuras vasculares o nerviosas.
La aplicación de la ecografía 3D al estudio del suelo pélvico es muy reciente y no está dicha la última palabra respecto a todas sus utilidades. Sin embargo, las aportaciones siguientes pueden ser beneficiosas en el diagnóstico y seguimiento de las pacientes con patología del suelo pélvico: